La ropa blanca es un clásico indispensable en cualquier armario: camisetas, sábanas, toallas y prendas básicas que nunca pasan de moda. Sin embargo, también forman parte del grupo que más cuidados exige. Con el paso del tiempo, es habitual que comiencen a adquirir un tono amarillento que opaca su apariencia y transmite una sensación de suciedad difícil de ignorar.
La buena noticia es que evitar este problema no es ni complicado ni costoso. Existe un truco eficaz, económico y completamente natural que ayuda a mantener las prendas blancas impecables por mucho más tiempo. El método combina bicarbonato de sodio y vinagre blanco, dos ingredientes que se destacan por sus propiedades limpiadoras, desodorantes y blanqueadoras, capaces de eliminar residuos sin dañar los tejidos.
Cómo aplicar el truco paso a paso
Para que tus prendas recuperen -o mantengan- su blanco radiante, solo necesitás seguir este procedimiento:
- Colocá la ropa blanca en el lavarropas, como lo hacés habitualmente.
- Agregá media taza de bicarbonato de sodio directamente dentro del tambor: actúa como limpiador profundo y neutraliza olores.
- Añadí media taza de vinagre blanco en el compartimento del suavizante. No te preocupes por el olor: desaparece por completo al secarse.
- Programá un ciclo de lavado con agua fría o tibia.
- Tendé las prendas a la sombra, ya que el sol puede provocar el efecto contrario y acentuar el amarillamiento.
Por qué la ropa blanca se vuelve amarilla
Antes de aplicar cualquier tratamiento, conviene entender por qué ocurre este cambio de color tan común. Las causas más frecuentes incluyen:
- Acumulación de sudor y desodorante, especialmente en zonas como axilas y cuello.
- Exceso de detergente, que deja residuos en las fibras y favorece la aparición de manchas.
- Lavado con agua muy caliente, que fija la suciedad y acelera el tono amarillento.
- Almacenamiento en espacios húmedos, que envejece las prendas más rápido.
- Exposición prolongada al sol, que oxida las fibras naturales.